La prioridad de Estados Unidos respecto a México no es la democracia, es la estabilidad. Los gobiernos estadounidenses siempre han estado dispuestos a tolerar la corrupción, el autoritarismo, la impunidad, la violación de derechos humanos, la pobreza, la represión, las políticas nacionalistas contrarias a sus intereses, en fin, lo que sea necesario tolerar, siempre y cuando en México haya un gobierno con capacidad de mantener al país en orden; es decir, que pueda garantizar ciertos niveles de control político, de calma económica, de paz social. Se trata de una prioridad mucho más pragmática que principista, en la que incluso la defensa de los principios tiene una utilidad práctica. Lo verdaderamente fundamental para Estados Unidos no es combatir las injusticias sino evitar las crisis en México. ¿Por qué? Por el hecho que ha configurado, a lo largo de su historia, la relación entre ambos países: la frontera.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Estudió Relaciones Internacionales en El Colegio de México e Historia en la Universidad de Chicago. Es profesor-investigador asociado en el Programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).