Cuando he conversado con diversos empresarios venezolanos y cubanos en el exilio, perseguidos por las dictaduras socialistas, la inmensa mayoría lamenta con amargura y rencor, las expropiaciones de sus empresas, de sus casas, de sus tierras e industrias, después de años de esfuerzos generacionales, de angustias por la suerte de sus negocios y de sus empleados, confiscaciones justificadas, según los tiranos, en aras de la igualdad económica que nunca se dio, ni se dará... A lustros de distancia todavía se quejan del dolor de haber dejado atrás no solo su patrimonio, sino a sus familiares y amigos por temor a las represalias. En el exilio, sin embargo, pudieron reconstruir sus vidas y la estabilidad económica gracias a la seguridad jurídica y a las oportunidades de expansión en un mercado global. Se duelen de haber creado bienestar en naciones extranjeras cuando hubieran deseado hacerlo en la suya. Nunca anticiparon que el sistema comunista destruiría la economía y las libertades ni superarán una dolorosa nostalgia por su tierra natal ni podrán sobreponerse a que sus hijos se hubieran desarrollado fuera de ella, una fuga de talentos inadmisible.
Abogado por la UNAM. Dedicado a investigar la verdad oculta de la historia de México, ha escrito 20 novelas históricas y 5 ensayos de diversa naturaleza. Ha impartido conferencias en México y en el extranjero. Es conductor de un programa de televisión y comentarista en distintos medios de radiodifusión. Ha publicado más de 4,000 artículos. Es columnista en el diario Reforma, en El País y en el Chicago Tribune, Hoy, entre otros más.