Las sensaciones siguen siendo extrañas, turbulentas y confusas cada vez que aparece en escena la Selección Mexicana. Llegué a pensar - ingenuamente - que, llevar un partido oficial de la Nations League ante Surinam a Torreón, era una magnífica oportunidad de generar un ambiente de reconciliación con la afición a través de los nobilísimos seguidores laguneros.