Pocos partidos nos levantaron del sofá. Muy pocos fueron los juegos que nos hicieron perder las uñas. La Fase Regular del torneo fue insípida y descafeinada. Nada que no sepamos. Diecisiete jornadas de un letargo que parecía no tener fin por una maldita mayoría de equipos que optaron por adentrarse en un tobogán con dirección a la nada con tantos planteamientos basados en no perder.