OPINIÓN

Vivir está en rojo

Eduardo Caccia EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Fenómeno editorial en Gran Bretaña en el siglo XIX, los Penny Dreadful fueron precursores de la nota roja contemporánea. Eran publicaciones sensacionalistas, leídas por jóvenes obreros y gente de cultura tosca. Su tiraje semanal alcanzó el millón de ejemplares y tuvieron tanto furor que hoy se les compara con la fiebre de los videojuegos. Sus portadas escandalizaron la época victoriana con historias que ilustraban robos de cadáveres, mitos urbanos y leyendas populares, como el de una familia caníbal; creaban alerta en los barrios por un vampiro que acechaba vírgenes, mostraban sin recato la ejecución de un asesino, evidenciaban la amenaza de salteadores de caminos. Por un centavo, uno podía enterarse de sucesos macabros, reales o ficticios. ¿Por qué fueron exitosos? Hay algo que motiva a las personas a mirar el lado oscuro de la condición humana, una esquina torcida de violencia y agresión. ¿Es posible que esa razón sea mucho más que morbo?