OPINIÓN

Una amistad rota

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Si algo le obsesionaba al director de cine, escritor, poeta, pintor, escenógrafo y filósofo Jean-Luc Godard, era la libertad. De allí que libremente optara, el 13 de septiembre, por el suicidio asistido. De esta forma, la figura emblemática de la Nouvelle Vague "llegó al fondo de sus convicciones", como opinara Liberation, el diario francés. Así se fue el cineasta franco-suizo, a la hora exacta, día y lugar que había dispuesto, en su casa en la pequeña ciudad de Rolle. Incluso dejó dicho lo que debía decir su epitafio: al contrario. "Recurrió a la asistencia legal en Suiza para una partida voluntaria ya que estaba afectado por 'múltiples enfermedades incapacitantes'", según el informe médico.