COLABORADOR INVITADO / Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes EN REFORMA
La desastrosa gestión electoral en Estados Unidos nos recuerda un hecho irrefutable: aunque barroco, sobrerregulado y costoso, el sistema electoral en México permite que los votos se cuenten (y se cuenten bien). Sin caer en nacionalismos, es difícil no sentir un poco de orgullo frente a la lentitud, desorganización y anacronismo con que los vecinos del norte administran sus elecciones. Lo decimos sin rodeos: el Instituto Nacional Electoral es una de las pocas joyas del Estado mexicano.
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