Un hombre tranquilo
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
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Para muchas y muchos ciudadanos, Adán Augusto López es una "corcholata" de un agua mineral sin gas. Y, sin embargo, pienso que lo que ha perdido a López Obrador es el exceso de gas, sus mañaneras son una prueba de ello, basta con que se levante un poco la tapa para que explote sin control. En cambio, escuchar hablar al que se llama "hermano" del Presidente tranquiliza. Su tono de voz y su lenguaje corporal coinciden con el de un hombre tranquilo, algo raro en un político en campaña. Se diría que Adán Augusto tiene la radiografía más clara que la de sus contrincantes, da la impresión que conoce la realidad mexicana de pe a pa. No hace aspavientos, no se enoja, no insulta, no agrede y al parecer sabe escuchar. No suena como una persona soberbia, ni pagado de sí mismo. Quiero pensar que se trata de una persona austera, aunque hace unos días se publicó una foto del ex secretario de Gobernación llevando un reloj carísimo que cuesta algunos miles de dólares. ¿Será cierto? Esta joya no va con su personalidad. Puesto que es el único de los seis aspirantes a la Presidencia que rechazó los cinco millones de pesos ofrecidos por Morena para la campaña con el argumento que está poniendo dinero de su bolsa, le sugiero que venda el reloj el cual despierta tanto sospechosismo.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores