CULTURA

Un extranjero en el mundo

Jorge Ricardo

Cd. de México (11 noviembre 2014) .-00:00 hrs

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Puede pasar que el encargado de dar respuestas se llene de preguntas.

Este es el caso de Néstor García Canclini (La Plata, 1939), cuyo Premio Nacional de Ciencias y Artes coincide con la publicación de El mundo entero como lugar extraño (Gedisa), un título largo para un libro breve, preciso, que así comenta: "Nos fallaron las respuestas. Sólo nos queda ensayar nuevas preguntas".

Es una mañana fría en esta casa al sur de la Ciudad de México. Hay afuera un espacio para el asado argentino, y adentro los cuadros y esculturas de Regina Silveira y León Ferrari se mezclan con figuras de barro: un alebrije con orejas Mickey Mouse, unas torres gemelas destruidas con un Bin Laden sentado en una silla eléctrica. Son artesanías de Ocumichu, un pueblo en Michoacán que le sirvió de base para una tesis que lo puso en la vanguardia de los estudios antropológicos.

Culturas híbridas, su más reconocida obra, se publicó en 1989. Casi 400 páginas de un estilo inteligente y novedoso.

Pero los tiempos han cambiado. Se aceleró el mundo, los relatos se han vuelto fragmentarios, la violencia asoló las poblaciones michoacanas, y estos temas, más la democracia, la televisión o Snowden, son analizados en su nuevo libro.

Es posible que las 140 páginas donde García Canclini se inventa un personaje -un tesista de doctorado-, y también entrevistas periodísticas consigo mismo, describan un estado de ánimo: el de la confusión y el de un nuevo exilio ante un mundo interconectado, pero extraño.

"Tenemos mucho acceso a información y, al mismo tiempo, tenemos menores posibilidades de actuar y modificar lo real. Hay una distancia abismal entre las organizaciones ciudadanas y lo que se resuelve en las cúpulas empresariales", dice.

No hay respuestas. Pero García Canclini analiza un hecho: el activismo en las redes sociales, de Egipto a México, coinciden siempre en su tentativa a cambiar un territorio que quieren sentir propio.

Hasta 1975, García Canclini era titular de una cátedra en la Universidad de La Plata en la era predictatorial argentina. Sus colegas habían sido encarcelados o expulsados y sus padres le tuvieron que quemar una colección de revistas de la Casa de las Américas por temor a que fuera encarcelado.

Llegó a México el 20 de agosto de un año más tarde, con 36 años, pero nunca volvió a sentir que fuera parte de un territorio.

Ahora suma nuevos exilios: el de tener 74 y estar condenado a un mundo de computadoras, teclas y símbolos de internet. Y uno más grave: el de la violencia. "En muchas ciudades de México, salimos a la calle sintiendo que nos adentramos a un territorio descontrolado, a un lugar al que pertenecemos sólo parcialmente".

García Canclini se ríe cuando recuerda sus inicio en las computadoras. Hace 15 años pensó no darle su correo electrónico a más de 20 personas. Luego en un Congreso en Brasil alguien lo hizo público y, hace tres años, antes de dejar de contar, tenía mil 600 contactos. Pero hay algo más grave: la imposibilidad en internet de hacer una pausa.

El mundo se ha vuelto más letrado, pero ilegible, superpoblado de letras pequeñitas en los contratos, con los portales de internet actualizándose cada minuto, con noticias fragmentadas que se repiten una y otra vez sin la posibilidad de armar el gran relato. "Hay una catástrofe de sentido".

En El mundo entero como lugar extraño, a presentarse hoy a las 19:00 horas en la Librería Rosario Castellanos con los comentarios de Juan Villoro, García Canclini incluye un capítulo titulado "Democracia canalla".

"La inseguridad está matando a la democracia", afirma.

A la corrupción política y empresarial se une el miedo de la sociedad para actuar. En este libro, el autor da pocas certezas. Una de ellas, es que la literatura, o leer y escribir, son actos políticos, porque ahondan en el deseo de cambiar el panorama presente.

Aborda incluso el papel de las autodefensas de Michoacán. "Las marchas ciudadanas recientes también son autodefensas", asegura.

García Canclini, dice, es un extraño en el mundo, pero su caso parece ser el de todos: borradas las fronteras sólo existe el vacío. No se sabe a dónde se va y, a veces, por esa mezcla de lo íntimo que se ha vuelto público, se pierde la noción de quién es uno.

¿Hay alguna esperanza?

García Canclini responde pronto con una cita de Walter Benjamin: "En una época trágica y sombría, la única esperanza la he encontrado mirando a los desesperados".