En la obra El extranjero, Albert Camus nos adentra en el terreno de la indiferencia y de la apatía, algo más que el desánimo pero menos que el entusiasmo. En ella, el Sr. Meursault permanece impávido y ausente ante la noticia del fallecimiento de su madre. Usa monosílabos como respuestas para no hilar conversación alguna y ni si quiera recuerda el día exacto de la muerte; sólo está ahí, sin estarlo realmente.