Algo que los críticos destacan de
Anora, la película que se robó la noche del Óscar con cinco estatuillas, incluidas Mejor Película, Dirección y Actriz para Mikey Madison, es su cambio de tono: arranca como una historia de amor al estilo de Cenicienta, muta en una comedia disparatada y cierra con un tono de desolación.