Nadie sabe, salvo quizá su psicólogo militar, qué es lo que acontece dentro de la masa cerebral -tan impenetrable como el engrudo- del Tlatoani Tabasqueño, quien por un lado dice que dejará que su sucesora ("lo mejor que le ha pasado a México") tome las decisiones pendientes, pero por el otro la contradice al instante y despapaya los mercados, justo cuando la virtual Presidenta electa hace lo que puede para calmarlos.