OPINIÓN

Tenemos que hablar

Gabriela Warkentin EN REFORMA

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No sé si por ingenuidad o soberbia, pero en México y un poco en América Latina no hemos elevado al nivel de preocupación que merecen las guerras de desinformación que están minando las premisas sobre las cuales pensábamos estar construyendo democracia y bienestar. Es cierto, hay quejas puntuales sobre mentiras socializadas, se organizan foros para especialistas, ciertos afectados por señalamientos desde el poder alzan la voz para defender su integridad individual, pero no mucho más. Hemos sido incapaces de reconocer que la desinformación es una pandemia frente a la cual no tenemos vacuna conocida, una pandemia que cada día erosiona más la posibilidad de una realidad compartida de certezas colectivas y de derechos defendidos.