CUANDO en octubre de 2018, antes de iniciar su gobierno, Andrés Manuel López Obrador canceló el aeropuerto de Texcoco, Lilly Téllez mantuvo un silencio cómplice desde su escaño como senadora de Morena. Cuando se inició la construcción de ese derrochador capricho contaminante que es la refinería de Dos Bocas, la ex conductora de TV Azteca seguía muy cómoda formando parte de la bancada oficial. Cuando AMLO afirmó el absurdo de que las vías del Tren Maya no derribarían ni un solo árbol, la senadora seguía como soldado legislativo de la Cuarta Transformación.