¿PARA QUÉ pagar el seguro del auto si éste tiene frenos para no chocar? ¿Para qué tener una alarma contra incendios si cualquiera puede oler que se está quemando algo? ¿Para qué tener organismos autónomos si el gobierno puede absorber sus funciones? La lógica presidencial es tan ilógica que resulta apabullante.