NO FUE sólo un bat lo que le regaló Andrés Manuel López Obrador a Donald Trump, también le llevó un pedacito de la joya de su corona: la producción petrolera. Casualmente en la víspera del viaje, la Secretaría de Energía cambió el tono y parece dar marcha atrás a sus planes de agandallarse el megayacimiento Zama y ordenó que Pemex y Talos Energy presenten un plan de unificación en el que definan quién lo opera.