AL MENOS por hoy, el presidente de México bien podría darle las gracias al maldito neoliberalismo por haber creado el bendito Fobaproa y luego el santísimo IPAB. Porque de no ser por eso, hoy su gobierno estaría en el infierno de tener que responder a medio millón de cuentahabientes de Banco Famsa reclamando sus ahorros.