AYER no fue martes 13, pero sí fue un mal día para la República, para la democracia y para la certeza jurídica que tanto trabajo cuesta construir. Y es que, por un lado, en la Cámara de Diputados se dio carta blanca al gobierno para ejercer el terrorismo fiscal, y por el otro, en el Senado se aprobó la revocación de mandato, que es como llaman los morenistas al juego eterno de autopromoción del Presidente.