Hoy muchas personas preferimos extraviar nuestra cartera que nuestro teléfono móvil. Y es que hace mucho tiempo que dejó de ser solo un teléfono, pues para muchas personas -especialmente las más jóvenes- este artefacto representa también independencia, conectividad, opciones de entretenimiento e incluso movilidad o acceso a servicios financieros. Quizás es algo similar a lo que para otras generaciones significó manejar un automóvil.