Las instituciones ayudan a preservar la decencia democrática, dice Timothy Snyder en el lúcido panfleto contra la tiranía que publicó tras la victoria de Donald Trump. Pero esas estructuras no suelen cuidarse a sí mismas. No debemos confiar en que quienes hablan en su nombre sean custodios de sus valores y de sus principios. Habría, más bien, que sospechar de ellos en momentos críticos. Pueden ser torpes para apreciar la amenaza de los autócratas populares; tienden a acomodarse al régimen que los intimida creyendo que la sumisión estratégica puede salvarlas; son miopes, se tragan los anzuelos que les ofrece el déspota y muchas veces, simplemente cobardes para encarar al enemigo de los equilibrios.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.