Socio o dolor de cabeza

López Obrador insiste en imponerle pesados lastres a su sucesora aun antes de que su gobierno arranque. La mal llamada reforma judicial equivale a una especie de muerte fetal, pues mataría a un gobierno que aún no nace. Ahora en el frente internacional termina este sexenio como empezó, sin brújula y sin la más pálida idea de lo que busca al provocar una y otra vez a Estados Unidos. Insiste en regresarnos, de una época de integración económica y vigoroso intercambio comercial, a aquellos años en los que éramos el acomplejado ratón que se regocijaba al jalarle el bigote al gato. Como bien dice Arturo Sarukhan, nuestra política exterior cree estar "jugando ajedrez geopolítico, cuando en el mejor de los casos están jugando matatenas".