Habríamos despertado en condición crítica. De haberse impuesto la amenaza del presidente Trump, el país estaría cayendo por la cascada del pánico. A las malas decisiones internas y a los preocupantes reportes que han llegado de todos lados, se habrían agregado esta mañana las hostilidades comerciales. Se habría activado un descrédito feroz e ingobernable. El escenario de lo inmediato habría cambiado de color. Los cautelosos no tendrían más remedio que volverse pesimistas, los pesimistas se volverían catastróficos. Por supuesto, los dogmáticos de ambos extremos seguirían fijos, cómodamente, en sus expectativas. Por eso puede decirse que se evitó el mal mayor. En condiciones en extremo complejas, se logró un acuerdo.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.