Mientras los políticos tengan cola que les pisen, van a seguir siendo sujetos de amenazas, extorsión y corrupción. Por eso, tenemos que lograr que los que nos gobiernen no tengan cola que les pisen, educar en la verdad y en la honestidad y pedir todos los días a Dios: "No los dejes caer en tentación y líbralos del mal".