OPINIÓN

Simulación

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
No me gusta apostar porque siempre gano. Temo que esa buena fortuna me lleve a caer en el vicio del juego, el peor de todos los vicios si se exceptúan el de las drogas y el pendejo vicio del cigarro. Los ludópatas -sonoro nombre que reciben quienes son adictos a jugar por dinero- suelen sufrir muchos quebrantos. Cierto individuo se jactaba de ser gran jugador de póquer. Un día oyó decir que había llegado a la ciudad el campeón de ese riesgoso juego, y fue a su hotel a desafiarlo. El hombre no quería aceptar el desafío. "Yo soy un profesional -le dijo al presuntuoso retador-, y usted un mero aficionado. Le voy a ganar". "Eso está por verse" -replicó el otro con aire de suficiencia. Y tanto porfió, y en modo tan descomedido, que finalmente el tahúr acepto el reto. No necesito alargar la narración: en menos de una hora el profesional le había ganado al amateur todo el dinero que tenía, y además su coche, su casa y unas mancuernillas de similor que había recibido como herencia de su tío Jacinto. No por eso se dio por vencido el majadero. Le exigió a su rival: "Deme el desquite". Respondió el otro: "Entiendo que no le queda nada ya por apostar". "Cómo no -replicó el tipo-. Le apuesto todo lo que me ha ganado contra una hora de placer con mi esposa". "Extraña apuesta es ésa -ponderó el tahúr-, pero la acepto para que no se vaya usted hablando mal de mí". Volvió a perder el aficionado, y los dos se dirigieron a su casa a fin de que el tahúr cobrara la apuesta. En el camino el perdedor iba pensando lleno de remordimiento: "¿Qué he hecho, cielo santo? Mi esposa es casta y honesta, espejo de pureza y de virtud, y yo voy a sumirla en la deshonra. Jamás me lo perdonará, estoy seguro, y en adelante viviremos los dos en la vergüenza". Llegaron a la casa, y el sujeto le informó a su cónyuge lo que él había hecho y lo que ella tendría que hacer. La señora rompió en llanto llena de indignación y horror. "¡Desdichado! -le dijo entre lágrimas a su marido-. ¿Acaso olvidaste que me formé en el Colegio de la Reverberación y en la lectura de libros como 'Pureza y hermosura', 'Staurofila' y 'Genoveva de Brabante'? No profanaré mi cuerpo ni mancharé mi alma haciendo lo que me pides. Eso sería a fate worst than death, un destino peor que la muerte". "Si no lo haces -anunció con dramático acento el esposo- tendré que quitarme la vida, pues deudas de juego son deudas de honor". "¡Desdichado! -volvió a exclamar la señora, cuyo catálogo de exclamaciones era corto-. Sólo por evitar esa tragedia me someteré a la infamia y el deshonor que has hecho caer sobre mí". Y así diciendo se encaminó a la alcoba, que estaba en el segundo piso, seguida por el tahúr. Abajo quedó el marido, lleno de contrición y de vergüenza. Decía para sí, atribulado: "Jamás podré mirar a los ojos otra vez a mi mujer. Tendré que mirarla a la nariz, o a un cachete, pero a los ojos no. ¡Ella, tan virtuosa, tan pura!". En eso oyó que se abría la puerta de la alcoba y que su esposa y el hombre descendían por la escalera. Se escondió bajo ella, avergonzado. Desde ahí alcanzó a oír que su señora le decía en voz baja al individuo: "También juega muy mal al dominó"... Dije ya que no me gustan las apuestas. Pero apuesto doble contra sencillo a que la cacareada investigación a Peña Nieto va a quedar en agua de borrajas, es decir en nada. Será ésta una más de las simulaciones de López Obrador, ya se trate de una maniobra política con vista a las elecciones del próximo año en el Estado de México y en Coahuila, ya sea una añagaza distractora más para apartar la atención de la ciudadanía de los muchos males que estamos padeciendo. La tal investigación quedará en nada. Al tiempo... FIN.