El cuento del oficialismo se basa en la negación de la experiencia política reciente. No la crítica a la transición democrática sino su negación. La transición no ocurrió, dicen. Fue una farsa. Es necesario encerrarse en el hermetismo de la ideología para negar las muchas pruebas del cambio histórico que vivimos al arranque del siglo. ¿Cómo negar las alternancias en la Presidencia y las gubernaturas? ¿Cómo desentenderse de los gobiernos de minoría que contrastaban de manera tan notoria con aquel presidencialismo omnipotente? No es fácil decir que la transición no ocurrió cuando el pluralismo se convirtió en el escenario cotidiano de la política. ¿No tenemos fresco el recuerdo del desacuerdo entre poderes? En el Congreso era frecuente el rechazo de las iniciativas presidenciales; la Corte declaró la inconstitucionalidad de múltiples decisiones políticas; hay incontables ejemplos de sanciones y multas del árbitro electoral a los partidos políticos. Es la historia reciente, la experiencia fresca del pluralismo lo que el régimen pretende negar.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.