CULTURA

Se rinden ante la poesía del 'tigre'

Yanireth Israde

Cd. de México (13 junio 2015) .-19:29 hrs

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El tigre sonrío complacido. Eduardo Lizalde, el poeta, el felino de proverbial rudeza, rió esta tarde cuando la escritora Maria Baranda enumeró el zoológico que habita sus poemarios, desde víboras, tarántulas y leopardos, hasta paquidermos, linces y alabastros. 

La lista, eslabonada sin interrupciones, sofocó a la autora; Lizalde río, discreto, y lo hizo de nuevo cuando el poeta Hugo Gutiérrez Vega preguntó al público reunido en el Museo de la Ciudad de México si sabían lo bien que cantaba el homenajeado, y lo cautivador de sus lecturas.

"Son pocos los poetas que leen bien", observó Gutiérrez Vega, "algunos poetas mexicanos han destrozado su poesía leyéndola en público".

Lizalde, por supuesto, leyó fragmentos de su poesía con esa voz de trueno que tanto le elogió Gutiérrez Vega, escritor que también destacó el humor de su colega y su admiración por las nalgas perfectas, mientras afuera pedaleaban ciclistas desnudos. 

El Museo de la Ciudad de México, sede del homenaje, cerró momentáneamente sus puertas mientras circulaba la caravana nudista.

Lizalde dijo que la muerte, como tema, le reclama cada vez más reflexiones debido a su vejez -casi 86 años- no senectud, pues ésta supone la pérdida de facultades.

"Espero no llegar pronto a la senectud, pese a mi avanzada edad", dijo.

"Alguien recordaba que un niño cercano a escritores e intelectuales de mi familia, cuando tenía 6 o 7 años respondió a la pregunta de '¿qué es la muerte', con esta frase: 'la muerte es esa cosa que todos llevamos dentro".

Evodio Escalante, José María Espinasa, y Eduardo Vázquez, quienes comentaron la obra del autor de El tigre en la casa, le aplaudieron furiosamente, con garra felina. Entre el público estaba la escritora Elena Poniatowska tomando notas en su libreta de taquigrafía.