OPINIÓN

Se la van a cobrar...

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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"Está plenamente comprobado que los que ahora compran terreno en la zona residencial de Acapulco a precio de tierra, mañana lo venderán a precio de oro", decía la publicidad en 1944 de la Fraccionadora de Acapulco, S. A. Los ricos de entonces, los ricos que habían hecho fortuna en el gobierno de Ávila Camacho, corrían al edificio Guardiola, despacho 301, donde se encontraban las oficinas de la fraccionadora para comprarse por lo menos de 600 a 1000 metros cuadrados con un pago inicial de 2 mil pesos y 16 mensualidades a 200 pesos cada una. Todo el mundo quería tener casa en Acapulco. No nada más irían a broncearse al "Contry Club" y a jugar tenis, sino que ahora deseaban una residencia en el "Biarritz" o en la "Riviera de las Américas".