A juzgar por sus últimas actuaciones, la mayoría de los bancos centrales del mundo, incluido el Banco de México, han cambiado de visión sobre la inflación y la manera de combatirla. Ahora piensan que esta se puede arraigar, por lo que han decidido endurecer la política monetaria, a la vez que han revisado al alza sus previsiones sobre la tasa de interés de política para los próximos meses.