OPINIÓN

Santo Dron

Andrés Clariond Rangel EN REFORMA

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"México, siempre fiel" repetían los comerciales en televisión que anunciaban la visita de Juan Pablo II a México en los años 90.

En esos tiempos el manto protector de la Guadalupana cubría a un pueblo devoto, con poca educación y una fe inquebrantable. La mejor audiencia posible para el Vaticano que convirtió a nuestro País en uno de los destinos favoritos de aquel Papa peregrino.

Hoy ese pueblo le reza al santo patrono del narcotráfico, ha sido infiltrado por otras religiones y sectas y ha caído en los brazos del libertinaje y el materialismo.

¿Quién podrá defendernos? Ni las súplicas del Presidente AMLO para que el Papa Francisco venga a poner orden han surtido efecto, el Pontífice ya dijo que de México tuvo suficiente.

Pero si Mahoma no va a la montaña la Capilla Sixtina viene a México.

Cual figura de rock en gira de conciertos o circo sagrado, una réplica digital del monumento vaticano va de ciudad en ciudad recogiendo devotos y visitantes. Según el sitio de internet de la atracción turística, el Vaticano permitió por primera vez su recreación "como una deferencia al pueblo de México, al siempre fiel".

Pues el siempre fiel le agradece al Vaticano un montón habernos enviado un oasis, un remanso de paz en el que podamos olvidar la polarización política, donde pro-pejes y anti-pejes no se enfrasquen en discusiones poco objetivas y muy viscerales, donde no se escuchen balazos ni ejecutados, donde se respire tranquilidad y aire limpio.

Tendremos una Capilla Sixtina incluso mejor que la de Roma, carente del tufo de algunos Papas impresentables: amigos de tiranos o protectores de pederastas. Una Capilla digital sin el polvo de la decadencia eclesiástica.

En pleno Domingo de Ramos la Capilla abrió sus puertas en Monterrey con todo el esplendor de los frescos del gran Michelangelo Buonarroti, artista con quien Monterrey tenía una deuda pendiente después de haber exhibido durante décadas una reproducción de su David que cada noche, sin que nadie lo notara, se cruzaba a la tiendita de la esquina hasta ponerse gordibueno y petacón. Nada cercano a la atlética creación del escultor florentino.

Pero ¿a quién se le debe el privilegio de tener un pedazo de la plaza de San Pedro en la Macroplaza? Primero que nada, al director general del proyecto, Antonio Berumen, que después de ser manager de bandas como Menudo, Magneto y Kairo, descubrió el sendero de Dios al mismo tiempo que rectificó su gusto musical y se puso a trabajar a las órdenes del Vaticano.

Aparte del patrocinio de empresas privadas, el proyecto contó con fondos públicos. En el caso de Nuevo León, el Gobierno estatal desembolsó 12 millones de pesos para que el Gobernador abriera la ventana de su oficina con vista a la Capilla y se sintiera un emperador romano. Una fantasía que estuvo a punto de esfumarse cuando "El Bronco" preguntó preocupado a los organizadores si esta Capilla Sixtina aventaba humo blanco como la del Vaticano. "No me quiero echar a los ambientalistas encima, ya con la industria y las pedreras tenemos".

Dos meses estará el monumento en el centro de Monterrey, situación que ha incomodado a libertinos y ateos, quienes en conjunto con la comunidad LGBT marcharán exigiendo que una vez removida la Capilla de la Macroplaza se busque traer una réplica del Moulin Rouge parisino. Algo por demás complicado dado las buenas conciencias regias. ¿Quién los va a patrocinar? ¿Un negocio de preservativos?

Además, el corazón de "El Bronco" late del lado de los grupos conservadores, con quienes trae un plan que raya en la ciencia ficción. En reuniones ultraprivadas orquesta imitar la famosa escena de la primera película de Superman en la que el niño con súper poderes es lanzado al espacio antes de que se destruya su planeta.

La idea es que en un día repleto de visitantes el millonario dron del Gobierno estatal rompa el techo de la Capilla Sixtina regia, aterrice entre la gente y de él emane un bebé: el primero que ha sido salvado con la recientemente aprobada ley del derecho a la vida desde la concepción.

Ese nuevo ser, engendrado por "El Bronco", su dron y el Vaticano, guiará a los regios hacia la salvación eterna y los liberará de contaminación, inseguridad e indecencia (no, no se trata del Senador Samuel García).