Se jodió la cosa cuando nos enseñaron que leer era estudiar pero no nos dijeron que leer también -y sobre todo- es un placer. Se terminó de joder cuando nos aseguraron que estudiar garantizaba la movilidad social, y, si es posible subir la apuesta, pareciera que ahora queremos dar el tiro de gracia acariciando la idea de reducir el libro a la función del libro académico (o libro de texto y vayan ustedes a desentrañar el misterio de este pleonasmo mexicano que le dice libro de texto a lo que ya es un texto...) como herramienta de adoctrinamiento. Y pues acá estamos, en el triunfo de la inercia, reduciendo un fenómeno inabarcable a la polarización.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.