Siendo Atlas parte del reparto, el guion sólo podía escribirse así. No podía concebirse de otra forma. Líneas repletas de tensión y poderosos diálogos que, tras cada aproximación al marco, reventaban los estándares de dramatismo. La Final no quedó a deber. No se guardó nada. Tuvo todos los ingredientes para mantenernos al filo de la butaca.