La respuesta del Presidente a las mujeres de su propio partido que exigen el retiro de la candidatura de Félix Salgado Macedonio sigue el mismo libreto de las descalificaciones. Desoyendo la crítica, el Presidente se lanza contra las críticas. Su causa no es auténtica. Si critican al Presidente por apoyar a un violento son, objetivamente, instrumentos de la reacción. Personas manipuladas por los enemigos de su gobierno. Conservadoras. Al insulto rutinario, se le agrega un reproche político. La indignación de las mujeres ante la candidatura de un hombre acusado de ser un violador reincidente refleja una desconfianza en el pueblo. La rabia de las feministas es, en el fondo, antidemocrática. Que el pueblo decida, dice reiteradamente el Presidente. ¿Por qué temer la decisión de la gente? ¿No son capaces los guerrerenses de evaluar al político?
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.