CULTURA

Revela Maka al Revueltas amoroso

Silvia Isabel Gámez

Cd. de México (27 noviembre 2014) .-00:00 hrs

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Cuando Maka hablaba de sus amores, en primer lugar estaba José Revueltas. Así lo recuerda el hijo de la pintora, Enrique Strauss.

"Me sorprendió muchísimo. Ni mi papá ni ningún otro: Revueltas".

De la relación que unió al escritor con la artista queda un puñado de cartas y telegramas que dan testimonio de su compromiso amoroso.

En Cartas a Maka, exposición inaugurada el martes en el Museo de la Ciudad de México, se exponen cinco misivas, unas manuscritas, otras a máquina, enviadas por Revueltas a la pintora en 1958 y 1961.

"Es un periodo corto, pero muy intenso para los dos", afirma Strauss, productor de televisión.

Nacida en diciembre de 1924, Maka era hija del aristócrata ruso Wladimir Czernichew y de la mexicana Rosa María Dorantes. "Mi abuelo fue a estudiar a París, donde se casó y nació mi madre".

Maka era una mujer hermosa, con buena estrella. Strauss cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial se salvó tres veces de ser enviada a Auschwitz, gracias a su prima Irina, amante de un general alemán.

Participó también en la Resistencia y, una vez finalizada la guerra, partió a México con sus padres y con el hijo de su primer matrimonio, Michel.

Strauss cuenta que Maka trabajaba en High Life, sobre la avenida Madero, limpiando pisos, pero quería viajar. Así se relaciona con el general Humberto Mariles, y logra formar parte del equipo nacional de equitación. Eso le permite conocer países como Cuba y Canadá.

En la década de 1950 conoce al comerciante de origen alemán Enrique Strauss, con quien tiene a su segundo hijo, Enrique.

"Mi padre comenzó vendiendo medicinas, viajando en burro por toda la República. Conocía bien el País y sus cultivos. Después se le ocurrió exportar a Europa café, azúcar, pimienta negra, frijol, e hizo mucho dinero. Conoció a mi mamá, que era muy pobre, se casaron y fueron felices hasta que cumplí seis años, cuando se separaron, y entonces caímos de nuevo en la pobreza".

Por su origen, Maka era una condesa rusa, pero militaba en el Partido Comunista Mexicano.

En ese ambiente, dice su hijo, conoció a Revueltas. La primera carta de la que se tiene registro, enviada por el escritor, está fechada el 27 de diciembre de 1958.

Es una carta de amor, la entrega es total: "Nos hemos encontrado, Maka. Debiéramos verlo.

¿Por qué no llorar también? Juntos, Maka, hacemos una espada. Algo violento y puro -indestructible, inmancillable-".

Siguen tres cartas, fechadas en junio y julio de 1961 en La Habana, donde Revueltas se encuentra trabajando en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica. El escritor quiere que Maka viaje a Cuba, para que lo acompañe y sea testigo de la Revolución. No se conoce la respuesta de la pintora, pero es posible deducir que nunca se reunieron.

"Recuerdo que Revueltas entraba a la casa, era agradable, pero yo estaba celoso de cualquiera que se le acercara a mi mamá".

Para esa época, Maka ya se había convertido en pintora. Miembro de la Generación de la Ruptura, fue amiga de Juan Soriano y Octavio Paz, y amada por el director de cine John Huston, quien compró muchos de sus cuadros.

"Cuando muere su padre, mi madre busca cómo expresarse, y se convierte en la primera pintora abstracta de México", refiere Strauss. "Pinta negro sobre negro, la oscuridad de la muerte de mi abuelo, y por las noches, para mantenernos, da clases de inglés, francés, en Berlitz".

El ex director de Canal 22 recuerda que vivió una infancia "revuelta", rodeado de gente. A su casa podían llegar lo mismo el escritor Víctor Serge, que el actor Anthony Quinn y el pintor Rufino Tamayo.

"Era una mamá fuerte, emprendedora. Andaba con alguien, lo dejaba, pasaba un tiempo sola. Nunca paró. Cuando las pinturas ya no cabían en el cuarto de servicio, dijo: 'Pintar es carísimo. Voy a escribir porque es más barato'. Y aunque le fallaba la gramática, escribió poemas, cuentos, novela. Era una mamá especial: hermana, amiga, solidaria".

En Cartas a Maka se exhiben dos obras de la pintora: "Mujer árbol" (1958) y "Mujer triste" (1988). Aunque la artista aseguraba que su obra no era abstracta ni realista, su hijo la define como semifigurativa.

"Cambiaba mucho de técnica, en cada temporada. Usaba también materiales distintos: acrílico, polvo de mármol. Era como la víbora: mudaba siempre de piel".

Strauss lamenta el olvido en que han caído integrantes de la Generación de la Ruptura como Lilia Carrillo, Tomás Parra, Cordelia Urueta, y la propia Maka, para quien planea organizar, en 2015, una retrospectiva.

"La pintura de Maka es una expresión de ángel caído, pero que vuela y se desploma con ojos que al mismo tiempo se hacen tacto", escribió Revueltas sobre una obra de la que el crítico Roberto Cámara escribió en 1965 que su característica principal era el ascetismo.

"La artista no busca expresar una presencia, sino el vacío detrás de la presencia (...). El resultado es lo que los cuadros más logrados de Maka dicen por lo que no dicen", escribe Cámara en la Revista de la Universidad.

En Los errores, Revueltas convierte a la pintora en el personaje de Magdalena. La novela da una pista del componente intelectual que unía a la pareja. Ella le traduce del inglés un libro del estadounidense Thomas Wolfe a Jacobo, alter ego del escritor.

Revueltas en Cuba, Maka en México, se vuelven a enamorar. Quedan atrás "nuestras horas maravillosas, el fantástico amor", pero no pierden el contacto. El escritor murió en 1976; la pintora, en 1992.

"Siguieron siendo amigos", asegura Strauss. "Esa relación nunca acabó".