OPINIÓN

Retorno desde altamar

COLABORADOR INVITADO / Bernardo Aguilar Calvo EN REFORMA

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Viajar en crucero es sinónimo de diversión, abundante comida, relax, fabulosas vistas, destinos majestuosos y más. La primavera de 2020 fue distinta: los efectos del virus que afecta al mundo llegaron a estas embarcaciones de recreación y placer. Cientos de personas en el mismo espacio, navegando en mar abierto, sin rumbo fijo, destino seguro, ni fecha de arribo. Cada camarote, un sitio de aislamiento familiar o individual. Una persona contagiada representaba el contagio masivo de pasajeros y tripulación. Comenzaron entonces historias de angustia, temor y desesperación.