Redime canto a Enríquez
Erika P. Bucio
Cd. de México (10 febrero 2015) .-00:00 hrs
En 1973, en el auge de la trova y el folclor latinoamericano, Maru Enríquez comenzó a cantar con La nopalera, ensayaban en una casa frente al Foro Cultural Coyoacanense "Hugo Argüelles" y ahí mismo, presentó su primer álbum solista Ardentia.
Ahora vuelve al escenario de Allende 36 con un arsenal de canciones acumulado a lo largo de cuatro décadas para el espectáculo "Decir amigo", el 14 de febrero.
Aún se recupera de un par de infartos cerebrales que paralizaron su cuerpo hace tres años. Recuperó la vista y la voz, pero aun precisa de una silla de ruedas para desplazarse. Pelea contra el hecho de cantar así, pero su canto ahí está.
"Es regresar, no sé cuantos años después, en esta nueva etapa, en esta condición, pero seguir cantando. Cantar es mi vida y, además de eso, es mi trabajo", dice esa tarde, en su departamento, cerca del Ex Convento de Churubusco.
En una pared cuelga una foto con Silvio Rodríguez, al final de un concierto en Cuba. Maru viajó a la isla por razones médicas. Silvio ofrecía por esos días recitales por La Habana con Omara Portuondo. Fue así que escuchó Demasiado. Una canción que se prometió, y prometió a Silvio, su amigo y guía de siempre, grabar algún día. Aunque por ahora, dice, sea una odisea alejada de sus posibilidades reales.
Juan Carlos "Charly" Badillo hizo un arreglo para guitarra y esa será la versión que entone en el recital del sábado. Retrocederá también hasta los tiempos de Ardentia (1983), con aquellas cuatro canciones que contenía el disco, firmadas por Jaime López, Pepe Elorza, Marcial Alejandro y la imprescindible La catrina de Eduardo Langagne, que ha sido su rúbrica.
"Fuimos como un clan que nos encontramos en esta vereda tropical que es la canción contemporánea, en la legendaria Peña del Nahual. Fue como nuestra universidad".
De ahí saldría La nopalera. Como grupo, no querían limitarse a interpretar lo que otros ya cantaban en América Latina sino aportar su propia voz, lo que podían hacer compositores e intérpretes mexicanos.
"En eso fuimos pioneros", responde.
Con La nopalera grabó tres discos y vino Ardentia como solista. Una discografía a la que se agregarían El Querer, Uno, dos, tres por Maru y Coco, ¡Ah, qué la canción!, Y mi voz que madura y Gran quinqué.
Son canciones que, dice, siguen vigentes. Después de 40 años aun hay gente, dice, que no conoce ese trabajo. "Soy de la convicción de seguirlo cantando, un trabajo de hormiguita. No son canciones para la basura, desechables".
"Decir amigo" iniciará a las 19:30 horas. El donativo de 100 pesos se destinará a la salud de la intérprete.