CULTURA

Recupera La Capilla el espíritu de Novo

Francisco Morales V.

Cd. de México (10 febrero 2015) .-00:00 hrs

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De pie sobre el escenario, Boris Schoemann mira hacia las butacas del Teatro La Capilla y se imagina a la concurrencia que viene. 

Algunos de los 400 jóvenes que ese día comienzan un taller de actuación con él ya abarrotan el vestíbulo.

Este año, la compañía que dirige, Los Endebles, cumple 15 años desde su fundación, el mismo tiempo que Schoemann se ha hecho cargo de la administración del recinto. En parte, a él se le debe que no sólo ese día, sino todo el año, el teatro esté lleno de jóvenes.

"Creo que un teatro se define por la calidad de las obras que presenta, por una línea artística clara", juzga. Luego define la suya: "Teatro contemporáneo, nacional o extranjero; propuestas nuevas a partir de una dramaturgia distinta, que hace avanzar el lenguaje dramatúrgico, y jóvenes compañías de teatro".

Para articular este discurso, Schoemann no olvida que el espacio que ocupa -antes una capilla en Coyoacán- fue inaugurado en 1953 por Salvador Novo con un propósito similar. Las primeras presentaciones en México de Beckett y Ionesco, por ejemplo, ocurrieron en la primera Capilla.

Actualmente, el teatro es operado por 12 personas constituidas en una asociación civil. Este régimen les permite hacerse de la beca México en Escena del Fonca, con la que Los Endebles administran el teatro.

A decir del director, algunas de sus mejores cartas para renovar la beca este año son las compañías, cuyas carreras fueron apoyadas oportunamente con coproducciones de La Capilla: Lagartijas Tiradas al Sol, Teatro Legeste, Tres Tristes Tigres, Idiotas Teatro, El Coro de los Otros, Luna Avante, Los equilibristas, Vaca 35...

"A partir de la unión de tantos grupos es que se puede dar vida a un teatro. Solitos, sólo se presentarían mis obras y tan tan, pero tengo una visión que no es empresarial sino comunitaria. Lo que ha hecho La Capilla es abrir un espacio", apunta.

Tan sólo en 2014 se dio espacio a 48 compañías con más de 350 funciones. La selección, desde hace varios años, corre a cargo de Schoemann en mancuerna con el director Hugo Arrevillaga.

A diferencia de otros espacios, en La Capilla las obras se seleccionan mediante breves audiciones, no por carpetas. "Decidir qué obras programar mediante audiciones nos da un cambio cualitativo total, de conocer a la gente y hablar con ellos. Cualquiera puede hacer una buena carpeta, pero no cualquiera se para sobre un escenario", juzga Schoemann, aunque las sesiones de audiciones sean maratónicas.

Maratónicas, como las horas de talleres que La Capilla imparte constantemente, cuyos dramaturgos y actores luego pasan a su escenario. Por lo pronto, 400 personas aguardan en el vestíbulo del teatro.

Innovan programa y espacio


Tras un año en cartelera con la obra Los endebles o la repetición de un drama romántico, a Boris Schoemann le llegó una responsabilidad inesperada: las llaves del Teatro La Capilla.

"En aquel momento (hace 15 años) salió una nota en la prensa diciendo 'Jesusa Rodríguez: Boris Schoemann hará de La Capilla un espacio de referencia...' y así me aventó", cuenta sobre la intempestiva decisión de la antigua dueña para cederle el espacio.

En aquel entonces, el director nacido en Paris llevaba apenas un año viviendo en el DF, proveniente de Xalapa. Unas 22 producciones después, la compañía Los Endebles, que él dirige, sigue al frente del foro.

Para celebrarlo, decididieron no estrenar obras nuevas y enfocarse a reponer o remontar piezas de su repertorio con nuevos elencos y colaboraciones. Tal es el caso de Los cuervos no se peinan, en La Capilla hasta el 22 de marzo, y Los ojos de Ana, que ayer se estrenó en el Orientación.

Asimismo, este año convirtieron en un anexo de La Capilla el espacio que antes ocupaba la Cafetería Novo, en el mismo predio. Ahora es usado como cuarto de ensayos y, próximamente, como aula para los talleres y librería.

Los Endebles son: Tania Ku (productora), Anabel Caballero (asistente de dirección), Fernando Flores (diseño de iluminación), Nora Cross (administración), Mahalat Sánchez (actriz y directora) y Alejandro Morales (actor).