Se le llama "rajón" a quien da su palabra y no la cumple. En este caso, quienes de esto nos acusan se refieren al Gobierno de México, cuyas promesas no tienen caducidad: como institución, el Gobierno federal no es perecedero ni los acuerdos institucionales que firman obligan sólo a quien los firmó a nombre de la Nación mexicana. Las promesas -POR ESCRITO y en forma de Tratado internacional con rango constitucional- formuladas en un sexenio se deben cumplir en los siguientes. Así sucedió con el TLC y así debe ser con el T-MEC.