Sería el sueño de muchos actores. Que
Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, se acercara y dijera: "Hey, me interesas para una próxima película de la compañía". De muchos, pero no de
Diego Calva, a quien los superpoderes de cómic no lo seducen, y a quien no le urgen los sueldos en dólares de seis ceros.