OPINIÓN

Politicidio y furia social

SOBREAVISO / René Delgado EN REFORMA

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Al modo de Juan Pirulero, cada actor político atiende su juego: buscar clientelas, entusiasmar a la base, descuidar ciudadanos, cultivar la parcela, fijar o cuestionar la agenda, atraer reflectores, cavar trincheras, ganar algún cachito de gloria, encontrar y envolverse en alguna bandera, burlar o descalificar al adversario, tirarse de los cabellos, comerse las uñas, tronarse los dedos y, así, no muy conscientes, dar al traste... con la política, al tiempo de abrirle la puerta a la desestabilización y animar la furia social.