OPINIÓN

Pobre abuela pobre

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

4 MIN 30 SEG

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De unos días para acá, la abuela no dormía por las noches. Había algo que la angustiaba profundamente y que le provocaba un intenso sinsabor, algo que le hacía daño y que le quitaba el apetito, este año no le alcanzaba su presupuesto para comprar los regalos de sus nietos: "Tengo que comprar seis regalos y después de pagar viejas deudas, nuevas deudas, sueldos, aguinaldos, mensualidad atrasada del coche, hipoteca, seguros de gastos médicos, luz, agua, gas, supermercado y exámenes médicos apremiantes, me quedé sin un centavo, qué demonios les voy a regalar a mis nietos? Una foto de recién nacidos, una de sus padres de cuando eran niños, un viejo tomo del Tesoro de la Juventud; a mi nieta mayor le puedo regalar mi vestido de novia para cuando lo necesite, mis compact disc de los Beatles, mi uniforme de edecán de las olimpiadas del 68, como disfraz, a Enrique le puedo pedir su viejo estetoscopio para el mayor, a su hermana le puedo regalar una boina negra que compré en París; a la más chica, le podría regalar una de las muñecas de porcelana de mi mamá, a las otras nietas les puedo obsequiar mis cartas que escribí de adolescente cuando estaba internada en Canadá; a la mayor, le podría regalar una de mis diademas de terciopelo, a la menor que es ferozmente coqueta, mis ya muy usados lápices labiales..." enumerando una serie de baratijas y antigüedades, la abuela se enredaba en su propio insomnio que parecía no tener fin.