Con el triunfo de Joe Biden, la política energética de los Estados Unidos se sesgará hacia las energías renovables y la sustentabilidad. En la industria de petróleo y gas, habrá una más estricta regulación, sobre todo de tipo ambiental, que podría limitar su campo de acción. Su política económica buscará intercambios comerciales justos en mercados abiertos y competitivos.