OPINIÓN

Periodismo y traición

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

3 MIN 00 SEG

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No comas jamás frente a Janet Malcolm. No le abras la puerta de tu departamento. No te atrevas a cortar jitomates frente a ella, advertía el editor Robert Boynton. No corras el riesgo de darle una entrevista porque cualquier gesto, cualquier reflejo será reconstruido por ella después con exactitud devastadora. El editor adelantaba: no estarás contento con lo que escriba de ti. Tendrás el impulso de demandarla. La describía como la entrevistadora más peligrosa del periodismo. Una periodista incisiva y helada como alfiler. Ella misma tomaba sus precauciones con los entrevistadores. Cuando Paris Review quiso conversar con ella, accedió bajo una condición: la entrevista se realizaría a prudente distancia, por correo electrónico. ¿Cómo describiría su departamento si fuera usted el periodista que entra a su sala?, le preguntaba Katie Roiphe. Libreros de piso a techo, tapetes persas, un ficus y un helecho. Un buen comienzo, decía Malcolm, para el retrato burlón de una escritora neoyorquina con su meticuloso catálogo de objetos de buen gusto y abundantes señales de una implacable cultura.