La "Nueva Escuela Mexicana" no es una escuela. Es una estrategia de adoctrinamiento. Los libros de texto que el gobierno empieza a distribuir lo dejan muy claro. No ofrecen a los niños un camino para desarrollar su curiosidad, no les dan claves para descifrar el mundo, para insertarse en su comunidad con herramientas de conocimiento. No trazan una ruta de aprendizajes sino consignas para apretar al puño. El pedagogo marxista Paulo Freire ofrece el trazo básico de esa estrategia. El admirador de Fidel Castro no solamente aporta una pista para abrir el aula al diálogo, sino la orden de emplear la escuela como trinchera de la revolución.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.