OPINIÓN

Pecados viales

Juan Villoro EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Cuando trabajaba en La Jornada Semanal contraje un extraño síndrome: la "angustia del fólder". Recibíamos tantas colaboraciones que no sabía cómo disculparme ante los muchos colegas cuyos trabajos posponíamos o rechazábamos. Varias veces fui interceptado en el Metro por gente que me proponía un texto. La situación alcanzó rango de paranoia cuando, al subir a un vagón, vi a unas treinta personas portando cartulinas con esos colores que sólo tienen los fólders (nuestra industria papelera ha logrado producir un verde, un amarillo y un azul tan desteñidos como la esperanza de concluir un trámite). Se trataba de personas que llevaban documentos para sobrevivir como mexicanos, pero la sola posibilidad de que tuvieran un artículo para el periódico me producía taquicardia.