OPINIÓN

¿Pecado de mis labios?

Alma Delia Murillo EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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En una de las escenas mejor logradas de Romeo y Julieta, cuando los enamorados se besan por primera vez, hay un intercambio previo que levanta un juego de palabras magistral en torno a la culpa, la santidad, la peregrinación para redimir los pecados y el uso de los labios para la oración. Además de reparar en lo obvio, el bestial talento de Shakespeare (asumamos que es el autor en tanto no se demuestre lo contrario), pienso en una obra de hace más de cuatrocientos años, donde en "La muy excelente y lamentable tragedia de Romeo y Julieta" el acento del dolor no pasaba sólo por ver a dos pubertos suicidándose, sino también por la transgresión de enamorarse de alguien de la familia enemiga. La tela que hay para cortar ahí: honrar a tal grado la idea del enemigo, la ecuación amor-castigo, los besos mortales.