Augurio Malsinado nació bajo un signo fatal. Lo persigue de continuo un hado adverso. Ayer le comentó a un amigo: "Tengo muy mala suerte. Anoche sentí el deseo de hacer el amor, y ella me rechazó. Me dijo que le dolía la cabeza". El amigo trató de consolarlo: "No es raro que a veces nuestra esposa nos diga que le duele la cabeza". "Sí -admitió Augurio-, pero esa mujer no era mi esposa. Era una sexoservidora"... No suelo usar en mis cuentos la palabra "verdugo". Le temo a una errata. En este chascarrillo, sin embargo, aparece el dicho peligrosísimo vocablo. Me confío a la providencia que cuida a los autores y editores. Después de breve charla, el verdugo le dijo a su amigo que lo llamó por teléfono: "Perdona. Tengo que colgar"... Un tipo le comentó a otro: "¡Qué rostro tan bello tiene esa mujer!". "Sí -replicó éste-. Sacó la belleza de su padre". "Querrás decir de su madre" -corrigió el amigo. "No. De su padre -repitió el otro-. Es cirujano plástico"... Ars longa, vita brevis. "Tengo 87 años -dice don Abundio el del Potrero-, y apenas estoy aprendiendo a no mojarme los dedos al mear". ("Perdona que te haya saludado con la mano mojada -le dijo un tipo a otro al salir del baño del restorán-. Es que no hay agua"). 40 largos años de mi vida -tan cortos- los dediqué al magisterio. Di clases desde el nivel de secundaria hasta el de doctorado. Aprendí entonces que la profesión del maestro es la única que te permite estar hoy con los que harán el mañana. Debemos por eso enseñar a nuestros niños y jóvenes a pensar, no a repetir lo que otros piensan. López Obrador tiene un ansia irrefrenable de apoderamiento. Se ha apoderado ya de instituciones -y de institutos- que antes eran de México y que hoy le pertenecen a él. Ahora AMLO -o familia que lo acompaña- pretende apoderarse de la niñez mexicana para convertirla, vía un adoctrinamiento ideológico que ni siquiera se cuida de no parecer tal, en una posesión más del régimen. Eso hacen los Estados totalitarios a fin de mantener su poder y agrandarlo: imbuir en los niños y jóvenes sus doctrinas, y presentar a quienes disienten de ellas como traidores a la patria. El grupúsculo cercano al Presidente, y que por su cercanía le impone sus dogmas históricos y sus anacrónicas concepciones políticas, ha convertido a México en un país sin tiempo donde la Historia se detuvo. Aquí no han muerto Fidel Castro ni el Che Guevara. Aquí no ha caído el muro de Berlín. Aquí la Unión Soviética no ha desaparecido y el marxismo-leninismo sigue siendo la última novedad política. Siguen vigentes las tesis de los años 60 y 70 del pasado siglo, y el ambiente doctrinal que priva en el sexenio tiene más de una semejanza con el de Echeverría. Será difícil que se cambie una sola coma en las propuestas educativas de la nueva mafia del poder, y que se escuchen las voces de los intelectuales, académicos y expertos en educación que señalan los errores y peligros de las tendenciosas políticas escolares que se van a implementar. Donde manda capitana no gobierna marinero... Aquellos casados cumplieron sus bodas de plata -25 años de matrimonio-, y para celebrar el acontecimiento fueron a cenar en uno de esos restoranes de lujo donde comes rico, pero sales pobre. La esposa estaba feliz, tanto que pidió los platillos más caros de la carta. El marido, en cambio, se veía tristón, acongojado. "¿Qué te pasa?" -la preguntó la señora. "Estaba recordando -respondió él-. Después de lo que sucedió entre nosotros, cuando éramos novios, tu papá me amenazó diciéndome que si no me casaba contigo me metería 25 años a la cárcel. Esta noche sería yo un hombre libre"... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.