ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA
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Ningún poeta podría tener mejor lector que Guillermo Sheridan. Nuestro máximo poeta encontró en él al más riguroso y al más sensible de los críticos. En tres volúmenes extraordinarios ha ido reconstruyendo las estaciones de Octavio Paz, siguiendo la idea que expuso éste alguna vez: los poetas no tienen biografía y si la tuvieran estaría en sus poemas. En la obra están las claves que importan de la vida. Pero para leer a un autor como merece, mucho nos iluminan ciertas piezas de su experiencia. Por eso, cuando Paz retrata a Sor Juana dice que para leerla "como ella merece" nos hace falta leer sus cartas. Para leer a Paz como merece hay que leerlo también en la vulnerabilidad de sus cartas de amor, en la intimidad más desenvuelta; en su ternura y en su furia. Conocíamos intercambios epistolares con amigos y colegas. Hasta ahora podemos leer en la impecable edición de Sheridan, las cartas de Paz a Elena Garro: Odi et amo: las cartas a Helena, que publica Siglo XXI.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.