Desde que nacemos vivimos bajo ciertas normas básicas que buscan establecer y mantener un orden que favorezca la sana convivencia y el bienestar de todos los integrantes del grupo social al que se pertenece. Así sucede primero en casa, luego en la escuela y más tarde, con la sociedad en su conjunto. Sin ellas, la interacción social sería caótica. Pero, ¿qué sucede cuando se obedece ciegamente a la autoridad, aun cuando al hacerlo dañamos a terceros o vamos en contra de nuestros propios principios?