En la Revolución tristemente nos enfrentamos mexicanos contra mexicanos y el país se empobreció. Por favor, eso no debe volver a pasar. No nos dejemos manipular por los políticos que lo único que buscan es dinero o gloria. No nos enfrentemos ni física ni emocionalmente. Todos hemos nacido en un extraordinario país por el que necesitamos luchar, cada quien de acuerdo con sus posibilidades, para hacerlo más rico y más importante. Somos hermanos y las diferencias se pueden manejar sin problemas, con el respeto y el cariño de saber que el otro también es mexicano y, por eso, es mi hermano.