Los ciudadanos estamos verdaderamente hartos del estilo de hacer política de quienes a ello se dedican, carecen de iniciativas, ideas novedosas o soluciones ingeniosas a nuestros vastos problemas. Su creatividad está orientada al desprestigio del adversario, a la crítica destructiva y la señalización de defectos, dejando a un lado lo primordial: trabajar por el bienestar de la población y el progreso de la nación.